Vistas de página en total

miércoles, 29 de junio de 2011

TIENES UN E-MAIL

Hace ya 6 meses me dejó mi novio. En enero y a 5 días de mi cumpleaños. Hoy me levanté y encontré este e-mail:
-----------------------------
Gorda:
Sé que te va a resultar totalmente desconcertante este mail 6 meses después. No quiero imaginar por lo que has pasado este tiempo, pero elegí hacerlo así porque creo que luego de tanta distancia vas a poder leer desde otro ángulo. Vas a darte el espacio necesario en tu mente, vas a tener más calma, y en estas letras vas a poder leer cuantas veces quieras, hasta comprenderme y dejar de odiarme, si es que todavía lo hacés.
Te dejé porque no podía lastimarte un centímetro más en mi corazón. Te dejé porque de tanto amarte me enfermé, y fue tanto el miedo a perderte que te disminuí a la peor expresión que conocí de vos. Te convertí en mi sombra, y cuando te vi tan falta de identidad ya no te pude amar más. Te perdí el respeto.
Decidí irme, después de hacer un repaso en mi cabeza del año que vivimos juntos. Desde que me mudé a tu casa te aprendí a amar mucho más, pero también a mentirme. No podía parar de hacerlo, te lastimaba, me mentía para convencerme que era la última vez, y ya con la coartada en mi cabeza, iba directo a mentirte a vos una vez más.
En tus ojos vi cientos de veces el dolor y la desorientación que te provocaba mi violencia psicológica. Es que yo no podía ser distinto. Te veía tan llena de vida, tan optimista, tan alegre cada mañana, que no toleraba que no tuvieras la capacidad de contagiarmela a mí. Te pedí a gritos que me dieras algo de tu vida, y al final te lo terminé robando yo. Yo te robé la alegría y como quien compra un algo sin manual, no supe que hacer con ella, y la guardé vaya a saber donde.
Soy tan oscuro, que encontrarte a vos fue una muestra de que otro mundo es posible. No pude cuidarte de mí y mi realismo arrollador. Sigo teniendo miles de dudas en mi cabeza. Las noches enteras de discusión, que acababan en la nada misma y yo lleno de odio me dormía para no golpearte (porque nunca le levantaría la mano a una mujer, aunque sabía otros modos más efectivos), y vos que a la mañana siguiente, tan conciliadora y pasiva me llevabas el mate a la cama. Me desgarraba el alma verte tan hermosa y sencilla que deseaba que te fueras, no toleraba verte, porque en vos veía mis limitaciones emocionales.
Nunca pude darte nada. Ni siquiera entiendo cómo fue que llegaste a amarme.
Me fui, cuando entendí que ya no eras la que había conocido. este último tiempo ya no me llevabas el desayuno, ya no eras tan flexible, no cantabas esas canciones tontas ni te reías tanto. Te dejé porque vos dejaste de ser la que yo amaba. Entiendo que robarte la alegría era parte de ese cambio, pero tampoco quiero creer que todo será culpa mía.
Entiendo que he sido un error en tu vida, y como no pude darte nada, tampoco quise dejarte nada. Por eso me llevé la Netbook, el LCD y los sillones. Temí que tu duelo se viera truncado por verme aún en el sillón mirando tv, o en el "twitter ese" que usaba. No quise que ningún recuerdo te evitara salir adelante, porque vos te merecés más. Por eso también, y espero ya lo hayas superado, me llevé el sommier, donde pasamos tantas noches juntos.
Espero que tu vida esté feliz y me respondas contándome todo.

Besos

Francisco

-------------------------------
¡QUÉ HIJO DE PUTA!



Safe Creative #1108029793855

martes, 21 de junio de 2011

NADA SE PIERDE

Por mis padres, o mejor dicho mi padre y su ausencia, desde chica he visto a mi madre saltar de hombre en hombre buscando al indicado. Tuve tantos padres como se puede imaginar a lo largo de mis 15 años, época en que mamá falleció.
Supongo que el hacer natural algo antinatural desde temprana edad, hace que uno desdramatice y encuentre cierta comicidad. Y aunque no siempre era cómico el asunto, incluso a veces parecía tétrico, a mi me daba una adrenalina extraña.
Había conseguido encontrar diversión en algo absolutamente triste, la desesperación y eterna adolescencia de una mujer. A tal punto que cada vez que la encontraba llorando, cuando atravesaba la puerta a las 17:15 de cada día, con una mochila que casi doblaba el tamaño de mi espalda, sabía que debía estar en silencio, pero ya empezaba a pensar quién sería el siguiente. "¿Será de esos señores con trajes y maletín? ¿Andará en un auto lindo? ¿Será el dueño de un parque de diversiones? ¿Tendrá una juguetería? O mejor aún, Un kiosco!". Todas esas preguntas ocupaban el suficiente espacio en mi mente, como para que mis oídos perdieran la concentración de escuchar a mi madre en la cocina sonándose la nariz y tosiendo de manera extraña.
Fui hija de un hombre que al principio usaba traje, pero con el tiempo estaba siempre en casa enojado y todo sucio. Había otro que era lindo, era rubio, no como mamá y yo y siempre salía de noche. Y también me acuerdo de Julio, que una vez lo vino a buscar una mujer llorando y le pegaba y en el auto esperaban dos nenes que me miraban como culpándome de algo. No podría contar todo, ni por cantidad ni por respeto.
Cuando ya fui más grande no era tan divertido verla llorar, sobre todo porque ya no veía un futuro papá en ella, sino una pobre mujer lastimada. Me había empezado a identificar en el mismo momento en que me rompieron por primera vez el corazón a mí, un chico un año más grande que hoy es un buen conocido, y nunca supo cuánto me dolió. Yo me ponía a su par, pero no podía aceptar su vicio a la derrota, mientras que admiraba con lástima y vergüenza ajena sus inacabables esperanzas.
Por fin llegó Claudio, elegante sin exagerar, letrado, profesor de literatura en la facultad y sin familia. No vivía con nosotras, porque tenía una casa más linda y más cerca de donde trabajaba. Asique venía a veces, pero la mayoría de las veces mamá iba a dormir a su casa. Yo ya era más grande y no había de qué preocuparse. Aparte estaba en la edad ideal de hacer lo que quería y ella me facilitaba, sin saberlo, todo para divertirme. Porque Claudio era bueno, pero sobre todo convenido y mientras yo tuviera plata para cine, ropa y juntada con amigas, no molestaba. Era un pacto implícito entre los tres.
Esos años los recuerdo veloces, ni buenos ni malos. Yo terminé el colegio y al tiempo empecé a trabajar en una mutual ferroviaria, desde donde escribo. Pagué el precio de la diversión mal sana, mamá murió por causas naturales y Claudio nunca se olvidó de mí, aunque con la nueva novia empezó a venir cada vez menos y cada uno tomó su camino.
Cuento esto porque diez años después, veo a mi hija entrar y cada vez que me encuentra en el sillón llorando por algún estúpido que me ilusionay se va, se me parte el alma, juro que se me parte el alma, pero a ella... yo sí le voy a dar el padre que merece.



Safe Creative #1108029793848

jueves, 9 de junio de 2011

"10 COSAS QUE ODIO DE TÍ"

1 - TU MAMÁ
2 - TU HERMANA
3 - TUS PRIMAS
4 - TU ABUELA
5 - TU EX COMPAÑERA DE LA SECUNDARIA
6 - TU AMIGA
7 - TU VECINA
8 - LA AMIGA DE TU PRIMA
9 - TU CUÑADA
10 - YO

Verás, amor, que detesto a TODA mujer que te rodee. Y de quererte tanto, a no quererme llego.