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martes, 28 de septiembre de 2010

LAS CALLES YA NO SON COMO ANTES

Hay un mal que asola a toda sociedad, indistintamente de su ubicación, tamaño o ideología política predominante. Es como una suerte de virus que con los años se ha ido expandiendo y ha mutado, y sin perder su forma original...digamos que se ha desdoblado. Es doloroso, molesto y afecta directamente a la parte psíquica de la población. La gente se siete aturdida, perturbada, y de pronto se ve envuelta en una especie de histérica psicosis que debe controlar, asumiendo que el virus es parte de todos y es incombatible por donde se lo mire. Incorpora a su vida los mayores y aberrantes pensamientos, pero sigue camino como si nada, sumando el virus al paisaje. Me tiembla el pulso al decirlo, temerosa de que en este instante lo invoque y se haga presente por delante mío, quebrando mi aparente paz matutina. Temo que pase por esta calle...una moto!!
Sí. Son las motos con su super extra poder de desquiciar hasta a un alvino católico cristiano practicante, hasta patear la puerta (ok, no siempre). Ellas pasan, tan dueñas de la calle, tan imponentes, tan autoritarias, tan desinhibidas de los insultos, dejando su esplendoroso sonido que queda inerte flotando en el aire, aún cuando ella ya se ha alejado al menos 5 cuadras, se va.. pero no se va!
Y si se fuera, no hay motivo de alegría, no hay tiempo de festejos, todo es fugaz. Cuando estás acostumbrando tu oído al molesto andar y casi se ha disuelto en tu calle, casi por arte de magia aparece otra. Y yo sé que está todo planeado, no hay improvisación, está maqueavelicamente organizado, ellas saben que juegan con vos. Y que aunque lo hayas pensado mil veces nunca te vas a tirar cuando ellas pasen para que te atropellen y la moto sea retenida por larguísimo tiempo, el conductor se sienta culpable y revea lo que ha hecho este tiempo y vos heroicamente curándote (con viento a tu favor) la quebradura de la pierna derecha y la muñeca que apoyaste al caer luego de volar cual Indiana Jones por los vagones de un tren en el desierto.
Pero no hay culpabilidad por igual. Es decir el hombre grandote y torpe es probable que pase por al lado de tu estantería y te tire algo, es fija. El otro, el petisito medio cabrón es capaz de saltar para que se te caiga algo, solo el daño por diversión. Así pasa con las motos. Por un lado tenés la XR grosa y uno piensa "bueno, el es un tarado por comprarse esa moto, pero el ruido es un bonus track y listo" en cambio la Zanellita (chivo!!) que ha sido "tuneada" habiéndose despojado del silenciador, que pasa con ese sonido constante, agudo y penetrante... no tiene perdón!
Me dirán fascista, pero es innegable que las
Zanellitas siempre vienen comandadas por solo una persona, de sexo masculino, entre los 15 y los 25 años, con jean, zapatillas deportivas y gorra blanca "marca nike" (cuak) OTRO CHIVO!. Siempre van mínimo dos a la par, a veces se juntan más y el sonido es multiplicado. Por el otro lado la XR con el pibe un poco más fachero, que lleva jean, zapatillas medio a la moda y medio económicas y algún chaleco onda Marty Mc Fly, suele ir solo.. pero en ocasiones se lo ve acompañado por una señorita que va medio recostada hacia adelante, apoyando su pecho en la espalda del conductor, con un jean más que apretado... diría que estrangulador, llegandole "al borde de la gloria" (diria el Richard Arjona) y una remera manga larga (generalmente negra) que siempre queda tipo TOP DE LOS 90. Osea.. corta.
Las motos son la principal causa de disturbios en la vía pública, son odiosas y no me importa que parezca cerrada o que no entiendo nada. Porque entendí todo hace tiempo, lo asumí y puedo hacer bandera de aquello. Las odio! y pienso que todo ser que disfrute de esas aceleradas como truenos tienen algún problema que resolver de la infancia o simplemente estupidez crónica. Sin ofender a nadie.. es así... para mí es así. PUNTO

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